Habéis organizado a la perfección los tiempos de vuestra boda. El tiempo que durará la ceremonia y la hora a la que empezará (no a la que terminará) la celebración. Pero, ¿habéis pensado que haréis en el tiempo entre ceremonia y recepción?
[/et_pb_text][et_pb_code admin_label=”PUBLICIDAD – ESPACIO (3) ANTES DE H2″][icswDoubleclickShortcode identifier=”Espacio-3″ size=”300×300″ identifier-mobile=”Espacio-2″ size-mobile=”300×300″][/et_pb_code][et_pb_text admin_label=”TÍTULO H2 Y TEXTO BLOQUE 2″ background_layout=”light” text_orientation=”left” use_border_color=”off” border_color=”#ffffff” border_style=”solid”]¿Qué hacer entre la ceremonia y la celebración?
Casi tan importante como organizar cada detalle de la boda – la decoración, el catering, el vestido, etc. – es programar los tiempos del gran día. ¿Por qué? Es importante que el tiempo que pase entre la ceremonia y la celebración no sea excesivo. No queréis (bajo ningún concepto) que los invitados se aburran o se cansen. Por eso, los expertos recomiendan que el tiempo entre ceremonia y recepción no exceda la hora, y que el desplazamiento entre la iglesia (o juzgado) y el lugar en el que celebréis la boda, no dure más de media hora. Una vez dicho esto, ¿qué cosas podéis hacer para llenar ese rato (muy necesario, por otra parte)? Os damos algunas ideas:
Sesión de fotos: muchas parejas aprovechan este rato para hacer las fotos oficiales de la boda. Si durante ese lapso de tiempo, os encontráis los dos solos, haced las fotos en pareja y terminad la sesión en la recepción con vuestros seres queridos.
Cambio de ropa: cada día es más habitual que las novias se cambien de ropa entre la ceremonia y la celebración. ¿Quieres llevar un look más rompedor o quizá un calzado diferente? Aprovecha este tiempo para hacerlo.
Retocarse el maquillaje: con tantos nervios y emociones, seguro que parte de tu maquillaje ha desaparecido. Dedica un rato a retocarte o a transformar tu look beauty de día en un maquillaje de fiesta. Haz exactamente lo mismo con el tocado y el peinado.
Reúnete con tus seres queridos: dedica un tiempo para estar con tus familiares (o amigos) más próximos. Aprovecha para contarles como te sientes y agradecerles su implicación en la organización de la boda. Después tendrás que atender a muchas personas, pero ellos son los más importantes.
Dedica un tiempo a estar a solas con tu (ya) marido: al fin y al cabo es vuestro día, ¿no? Aprovechad para estar a solas un rato, hablar de lo que sentís y reconectar.
Sed los primeros en llegar al lugar de la celebración y comprobad que todo está a punto: eso sí, no caigáis en el error de poneros “a trabajar” o de estresaros. Si algo no va bien, pedid ayuda a vuestros testigos (o damas de honor) y ellos os ayudarán.
Come y bebe algo: sí, sí, como lo oyes. Especialmente si vuestro catering es tipo cóctel. En ese caso, estarás de aquí para allá y no probarás bocado.
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